La playa de Vendicari, también conocida como Playa de la Tonnara, es una de las más sugerentes de la Reserva.
La razón se debe a la presencia de la Torre de Suabia y los restos de la antigua Tonnara que forman el fondo de la larga extensión de arena.
Un contexto verdaderamente único y espectacular que además de la belleza histórica y paisajística, combina un mar verdaderamente espléndido, con tonalidades entre el verde y el turquesa. Una excepción es sólo la primera parte del tramo caracterizada por la presencia del alga Posidonia, una barrera inofensiva que se traspasa con facilidad.
La larga costa arenosa caracteriza este primer tramo de costa. En el lado de la Torre, sin embargo, la costa se vuelve rocosa, con mar más profundo y pequeñas ensenadas: el lugar ideal para practicar snorkel.
De camino a la playa, por otro lado, hay varias casetas de avistamiento, ideales para observar aves y quizás admirar algunas especies únicas.
Se atraviesan las salinas, cuyo olor inconfundible impregna todo el entorno. Éstos, una vez, se utilizaron para apoyar el Tonnara para la conservación de peces.
Foto ©, Daniele Chessari
La playa de la Tonnara se encuentra entre San Lorenzo y Calamosche . Se puede llegar únicamente en vehículo propio (preferiblemente coche) a través de la Carretera Provincial SP19 y siguiendo las indicaciones claramente visibles.
Antes de la puerta de acceso encontrará una amplia zona de aparcamiento.
Para llegar a la playa se entra en la Reserva, pagando una entrada especial (3,50€ adultos y 7€ por familia).
Desde la cancela de acceso se tardan unos 20 minutos en recorrer el camino, sin cansancio pero casi completamente bajo el sol.
Además, desde la entrada a Vendicari parte el camino de la naranja que a lo largo de 4500 metros permite llegar a la famosa playa de Calamosche (punto de llegada).
La playa es la razón principal para visitar la Reserva (especialmente en verano), sin embargo, no se puede perder un viaje a la Tonnara y la Torre Sveva.
Además, en el camino, si tienes suerte, podrás avistar especies únicas de aves en las casetas de observación.
La Tonnara, de origen árabe, era el lugar donde se pescaba y procesaba el atún y la caballa. Tras altibajos, su actividad, ya en crisis, se interrumpió definitivamente durante la Segunda Guerra Mundial.
Lo que una vez fueron los pilares que sostenían el techo, las casas de los pescadores y la altísima chimenea han sido restauradas con maestría. ¡Hoy se pueden admirar en su antigua gloria!
Un poco más adelante, la Torre de Suabia es uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de la Reserva. Sus orígenes deben remontarse al siglo XV.
En cuanto a la tonnara, ha sido restaurada por expertos, sin conservar sus dimensiones originales.
Como todas las playas de la Reserva, este lugar no está equipado con sombrillas y hamacas. Además, faltan puntos de avituallamiento.
Si ha decidido pasar al menos medio día, es imprescindible llevar una buena provisión de agua para beber y comida.
No debe faltar sombrilla, toallas de playa y cremas protectoras.
El camino no es particularmente peligroso y también se puede abordar con chanclas comunes (obviamente, no hay tacones para las mujeres).
Si vas con niños, los zapatos (rockeros) son ideales. Y, sobre todo, plantéate la posibilidad de hacer algunas pausas durante el trayecto, encontrando un refrigerio en los (pocos) lugares resguardados del sol.
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