Un pequeño y encantador casco antiguo, formado por calles empedradas, plazas características y vistas realmente sugerentes. Una mezcla perfecta de diferentes culturas y épocas, incluida una espléndida arquitectura. La capital de Eslovaquia se erige como una de las ciudades del Este absolutamente por descubrir.
Una ciudad que es una invitación a perderse por sus calles. Lugares verdaderamente mágicos y rincones escondidos. Entre palacios y estatuas, se pueden realizar maravillosos paseos. Aunque el casco antiguo puede parecer, en la superficie, realmente pequeño, Bratislava realmente te conquistará.
El M.R. Štefánik, también conocido como Letisko Milana Rastislava Štefánika, es el principal aeropuerto de toda Eslovaquia. Se encuentra a menos de 10 kilómetros al noreste de la capital. Tiene una sola terminal, pero puede acomodar a unos 5 millones de pasajeros al año.
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Dada la corta distancia de Viena, muchos deciden visitar la capital eslovaca durante sus vacaciones. En este sentido, el tren representa una solución cómoda y bastante económica, especialmente en el caso de una excursión de un día.
Todos los días, desde primera hora de la mañana hasta alrededor de las 23:00 horas, hay conexiones cada 30 minutos entre la estación central de Viena y Petržalka (a 15 minutos a pie del centro). El viaje dura poco menos de una hora. Con un billete Euregio, que cuesta 18 € (9 € para niños), podrás hacer el viaje de ida y vuelta y utilizar el transporte público en Bratislava durante todo el día.
Alternativamente, Flixbus y Slovak Lines son las soluciones para quienes prefieren utilizar el autobús.
Se tarda unas dos horas y media en llegar desde Budapest en el tren EC. Cada día, a partir de las 05:30, se garantizan aproximadamente 8 conexiones directas desde Budapest, para un total de 5 paradas intermedias. El billete de adulto cuesta desde 38,40€ por persona. Al comprar los billetes con antelación, puede garantizar las tarifas más asequibles.
Se puede llegar fácilmente a Bratislava en coche gracias a la excelente red de autopistas que llegan directamente a la ciudad. El sistema de carreteras en toda Eslovaquia es moderno y eficiente. Desde Austria, Eslovaquia, Polonia, República Checa y Hungría puedes llegar a tu destino sin salir nunca de la autopista, o casi nunca.
A Bratislava se puede llegar desde Viena en poco más de una hora y apenas 80 kilómetros. La ciudad está casi cerca de la frontera con Austria. Desde Budapest hay que recorrer 200 kilómetros; Praga está a poco más de 300 kilómetros, y Múnich a unos 520, pasando por Salzburgo.
Quien viaje en coche debe recordar adquirir siempre la viñeta obligatoria al cruzar las autopistas de Austria, Eslovenia y Suiza.
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